El sol del verano la acompaña
por la costa del mar hacia el muelle, llevando en su mano una nota
manuscrita, diciéndole que regresa con su esposa y la espera en el
muelle para la despedida. Camina con una angustia llena de reproches
en su pecho y un secreto que quiere develarle le carcome el alma.
― “¿Tan
falsas fueron sus promesas de quedarse o acaso ese amor era solo una
utopía?”―, se pregunta, mientras camina envuelta en una cálida
brisa marina.
Cuando llega al embarcadero,
el reloj le indica que es tarde porque la nave está lista para
partir y comprende que ya no habrá revelación de ningún secreto,
ni lágrimas de despedida.
Desesperada trata de fijar la
vista esperando verlo por última vez, pero el barco ya se hace a la
mar y entonces se queda parada en el muelle mirando como se aleja,
hasta que finalmente desaparece de sus ojos en en el horizonte.
Luego, se acerca a la playa, se descalza y deja caer el papel en la
arena, mirando como el agua salada va dispersando lentamente la tinta
de la escritura.
De pronto,
emite una sonrisa cuando una vibración invade a su cuerpo, mientras
una tibia ola acaricia sus pies desnudos. Es que en
ese momento, siente que con ese ser gestado en sus entrañas, una luz
de felicidad comienza a encenderse en su vida.
Seleccionado Concurso de
Relatos breves.
Publicado en el libro: De
testigo el mar II.
Letras con Arte. España.
Octubre 2019.
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