viernes, 22 de diciembre de 2017

Llamas de amor

Podrá llover a torrentes
y el mundo el mar inundar,
mas las llamas de mi amor
no lograrán apagar.
Podrá en un profundo sueño
a ti otro amor retornar,
y con frases exaltadas
tu alma querer despertar.
Pero como yo te he amado
nadie así te podrá amar.



 

 



Seleccionado III Concurso de poesía romántica.

Incluido en el libro: Versos del corazón III.

Diversidad Literaria. España. Diciembre 2017.

miércoles, 20 de diciembre de 2017

El cantor de tangos aquel

Dicen que dicen 
que aún no se fue,
y está en Buenos Aires
el cantor de tangos aquel.

Dicen que en las noches
en que la luna llena
va rodando por Callao,
se lo sigue escuchando
 cantar
con sus penas de bandoneón.

Dicen que lo vieron por Florida,
que pasó por el café de los Angelitos, 
que se fue a Corrientes tres cuatro ocho,
que está en Pompeya cerca del terraplén,
o que vive más allá de la inundación.

Dicen que lo vieron en caminito, 
que pasó por San Juan y Boedo antiguo, 
que se fue a un cuartito azul, 
que está en las nieblas del Riachuelo,
o que vive en Belgrano en un caserón.

Dice que dicen...
pero yo se que ya se fue,
y que nunca va a volver
el cantor de tangos aquel.






Diploma de mérito. XVII Certamen Poético.
Centro Cultural del Tango Zona Norte.
San Isidro. Buenos Aires. Argentina. Diciembre 2017.

El tango y su chamuyo

Al viejo arrabalero el tango lo envolvía en el aire de su querido Buenos Aires y la melodía del bandoneón lo subyugaba acompañado con la letra de cada canción. Esos tangos cobijaban su soledad que lo llevaban por las calles de sus años de juventud. Añoraba aquel chamuyo con tintes lunfardos en las esquinas, con olor a malvones y glicinas, entre el barro, los yuyos y el zanjón. Las prosas lunfas inundaban su alma y en sus oídos siempre estaba sonando alguna vieja canción.
Un día, tomando una copita de ginebra en un mostrador de un bar de San Telmo, inmerso de esos aires tangueros, atracó a una joven chirusa sentada a su lado, y su mejor musa le deschavó.
― Hola pebeta que estás solitaria inmersa en este perfume de arrabal...
Pero cuando quiso proseguir con sus estrofas inspiradas en su labia lunfarda, notó un dejo de desdén en su cara, y al hacer una pausa, ella le dijo con una sonrisa:
― Por favor cállese ¿No se da cuenta que Ud. es un versero caduco? 
Entonces, pensó que a esa percanta seguramente le encantarían las rimas románticas, cándidas y estructuradas y que él le parecería un mersa, o un trovador de perfil muy bajo. Y como le dio mucha rabia le replicó: 
Pebeta, manyá un tango de mi flor y verás como con el lunfa se chamuya la poesía. 
Fue allí cuando ella le retrucó muy divertida. 
Yo tengo mucha onda por esos versos porque en mi corazón late un bandoneón, pero no soy chicata y le dije versero caduco, no por su chamuyo en lunfa, sino porque Ud. es un jovato cachuzo. Le aclaro además que estoy esperando a mi gavión, que es muy celoso. 
Entonces, luego de escucharla, el viejo arrabalero vació rápidamente la copita de ginebra en su boca, pagó la cuenta, y sin decir palabras, metió violín en bolsa, y se piantó del bar silbando bajito.

 











Diploma de mérito. XIII Certamen de cuentos.
Centro Cultural del Tango Zona Norte. 
San Isidro. Buenos Aires. Argentina. Diciembre 2017.

miércoles, 13 de diciembre de 2017

Reminiscencias

No importa la hora
ni tampoco el instante
en que leas esta postal.
Mi alma siempre llora
con el recuerdo distante
de mi tierra natal.



 

 

 

 

 

 

 

 

 

Finalista I Concurso de minipoemas: Recuerda.

Incluido en el libro: Recuerda.

Mundo Escritura. España. Diciembre 2017.



Nostalgias de una computadora

Era una vieja computadora que se colgaba permanentemente y cuando los usuarios de la oficina ya no confiaron en ella, la  reemplazaron por una más moderna. Luego de cumplir su parte, tuvo que pasar años guardada en un armario, en la que su memoria virtual la envolvió de nostalgias, recordando los datos almacenados en su vida. Pero alguien se apiadó de ella y aquí esta ahora, expuesta en un museo de objetos antiguos, que la han hecho eterna e inmortal.



 

 

 

 

 

 

 

 

 

Finalista I Concurso de Minicuentos: Recuerda.

Incluido en el libro: Recuerda.

Mundo Escritura. España. Diciembre 2017.



viernes, 1 de diciembre de 2017

El incendio de la mansión

Luego de todo lo sucedido, al despertarse en esa mañana frente al terrible espectáculo de su mansión incendiada, se sentó tranquilamente sobre el tronco seco de un árbol, porque ahora sólo le restaba esperar y lo sabía. Recordaba como en la noche anterior, las llamas de aquel enorme toldo se propagaban rápidamente por toda la casa. El fuego, aquí o allá, trataba de ser contenido y las escaramuzas se convertían luego en batallas. Los bomberos en titánica lucha, con sus autobombas levantaban escaleras que eran como enormes corceles, que habiendo expuesto los cuellos al enemigo, libraban enfurecidos la batalla.
Pero nada podían hacer ante el avance avasallante del fuego y veía como las defensas que enfrentaban al ataque se desplomaban, una a una, hasta que una piedra impactó en su cabeza en el escondite donde se encontraba, y se despertó del desmayo recién cuando las sombras comenzaron a ser disipadas  por las tenues luces del amanecer.
Su mente empezó a recordar aquellos momentos efímeros de felicidad, cuando ella, una ardiente adolescente y él un próspero comerciante, se amaron con pasión, pero luego de casarse, ella se convirtió en un ser egoísta y con afán de figurar. Aquel amor pasional de su juventud, que tanto había embargado su corazón, poco a poco se fue desgarrando en profundas y lacerantes heridas, hasta que al descubrir todo aquello no pudo tolerarlo más.
Y recordó aquella reunión en el parque de la mansión con mujeres vestidas con atrevidos y pomposos vestidos. En todas partes había sirvientes, levantando ese gigantesco toldo en lo alto, porque la gran dama había querido dar la fiesta de esa noche bajo un jardín cubierto. Fue allí, cuando al enterarse de su infidelidad la mató y luego, en su desesperación incendió aquel toldo, tratando vanamente de encubrir el asesinato.
Al poco tiempo, dos fornidos policías se le acercaron corriendo y gritando: “¡Acá está! … ¡Es él!”,  lo aferraron firmemente, diciéndole que se ponga de pie. Con sus fuertes manos apretadas en su nuca ya no devolverían a su presa y se lo llevaron esposado, golpeando su cabeza de vez en cuando, en tanto él intentaba olvidar todo aquello sin poder lograrlo. En su mente veía como los  siniestros gritos de dolor, el rostro sin vida de su mujer y el charco de sangre sobre el piso, seguían surgiendo permanentemente desde las llamas de aquel horrible incendio de la mansión.






Finalista Certamen literario de Relatos de Fuego. 
Incluido en el libro Antología Fuego.
Palabras en Flor. España. Noviembre 2017.