Estaba esperando pacientemente que
anocheciera junto a otros automóviles en la zona roja del parque,
mientras gozaba apasionadamente del misterioso y oscuro género de
una novela negra, donde la sangre se derramaba por doquier. Estaba
completamente abstraído disfrutando de la lectura, cuando de pronto
surgió de las penumbras una prostituta joven y atractiva.
Se acercó hasta su auto y
sonriéndole, golpeó con suavidad la ventanilla, haciéndole señas
para pasar la noche con él. Le pareció la mujer ideal para
complacer sus deseos y entonces le abrió la puerta invitándola a
subir. Ella era muy simpática y cuando le dijo que se había quedado
sin cigarrillos, él aprovechó para ofrecerle uno muy gentilmente.
Luego, mientras fumaban y charlaban amorosamente, puso música
romántica en la radio del coche.
Fue en la oscuridad de la noche,
tenuemente iluminada por la luna llena, cuando finalmente decidieron
intimar. Entonces, cuando ella acercó su rostro lo suficiente,
disfrutó con sus colmillos hundidos en la carne tierna de su cuello
y sorbió embelesado el sabor del encuentro con la sangre, madre de
todas sus ansiedades.
Seleccionado
Certamen de Narrativa. Sucedió aquella noche.
Publicado
en el libro: Aquella noche.
Letras
con Arte. España. Septiembre 2019.