lunes, 31 de agosto de 2020

Inspiración en el atardecer

"Hasta mañana", le dice el sol al poeta y le acaricia las mejillas con su último reflejo del atardecer. Y al ver el sol en el ocaso despedirse en el horizonte con su manto dorado, siente en una fracción de segundo la súbita inspiración de una poesía. Y ya entre las sombras, sentado en ese banco del parque, al oír el "buenas noches" de la luna, se pone a escribir bajo su luz plateada.















Seleccionado III Concurso de Microrrelatos.
Publicado en el libro Microatardeceres.
Diversidad Literaria. España. Agosto 2020.

martes, 25 de agosto de 2020

El último pasajero

Era un hombre todavía joven, alto y delgado, que tenía un carácter tímido y muy retraído. Siempre estaba serio y en raros casos se reía y era tan introvertido que a veces ni siquiera contestaba y permanecía callado como una piedra. Había permanecido aferrado a ese pequeño pueblo campesino desde que nació porque tenía cierta aprensión a partir. Ya desde su juventud, lentamente la pobreza todo lo había invadido y no pasaba un día que alguien decidiera marcharse.
Su único amigo de la infancia hacía ya algunos años que había decidido irse en busca de nuevos horizontes y él se quedó en ese pueblo, porque en aquel entonces había muerto su padre y alguien debería cuidar a su madre. Así, como los otros, su amigo tomó el tren que era el único medio de transporte que disponían en el lugar, prometiendo regresar algún día. Pero nunca lo haría y ni siquiera las cartas recordaron el camino de vuelta.
En ese entorno de miseria en que vivía en el pueblo, como al poco tiempo falleció su madre no tenía posibilidades de evitar su soledad y ya no tenía excusa para irse, porque incluso jamás encontraría una mujer que lo acompañara en la vida, sencillamente porque allí no había ninguna que pudiera satisfacerle. Pero todo cambió cuando conoció el amor de aquella niña que repentinamente se había transformado en una hermosa mujer de grandes ojos verdes y encontró la pasión en aquellos encuentros en el campo, donde bajo el sol de primavera besaba sus labios carnosos y contemplándola silenciosamente, acariciaba aquellos rizados cabellos castaños como preludio de un éxtasis ya próximo.
Esos encuentros amorosos duraron solo un tiempo, un soplo de un período lleno de felicidad, que tuvieron un abrupto final cuando ella se marchó acompañando a su madre a internarse en un Hospital de la Capital. Pero él decidió seguir atado firmemente a ese pueblo y no tuvo el valor de acompañarla en aquel viaje como ella tanto le había rogado, pensando que retornaría una vez que la madre se restableciera.
El tiempo pasó y ella nunca volvió. Esperó alguna carta, pero jamás llegó ninguna y el dolor fue erosionando su mente hasta formar parte de su ser. Un día llegó una carta de la Capital y a él le dio un vuelco el corazón porque pensó que era de ella, pero era de su amigo de la infancia. Permaneció un instante mirando la carta sin atreverse a rasgar el sobre con cierto temor por la noticia que contendría.
Sin embargo cuando la abrió eran buenas nuevas. Su amigo lo invitaba a una Iglesia de la Capital donde se celebraría su casamiento con una chica de ese pueblo que ambos conocían cuando era niña y junto con la invitación le mandaba una foto. Al ver esa imagen donde la chica estaba abrazada a su amigo, lo encandilaron aquellos ojos verdes, acompañado de su amplia sonrisa, porque la novia no era otra que aquella de los cabellos castaños rizados.
Se quedó allí paralizado mirando la foto durante un largo tiempo. Ella estaba tan hermosa y cuanto más la observaba, más se le estrujaba el corazón, pensando que su amigo al haberle mandado esa foto debería desconocer aquella relación pasional que tuvo con ella. Durante unos días sufrió un estado de abatimiento y de depresión como nunca había tenido. Pero como deseaba volver a verla, aunque solo fuera por unos instantes, finalmente, decidió por fin sobreponerse a esos escrúpulos que siempre tuvo para viajar y decidió concurrir a la celebración del casamiento.
El azar quiso que debiera viajar en el último tren en servicio que partía de la estación, porque la Compañía ferroviaria recientemente privatizada, había decidido levantar el ramal debido al escaso tráfico de pasajeros y carga de ese pueblo, que no lo hacía para nada rentable. Ese último tren regresaría al pueblo al día siguiente y luego la nada.
―“¿Y si no vuelvo en ese tren?” ―, se preguntaba atemorizado. La situación se complicaría porque debería viajar en autobús al pueblo más cercano y allí conseguir que algún automóvil de alquiler se atreviese a llevarlo a su pequeño pueblo por esos caminos de tierra, que eran prácticamente intransitables y completamente inaccesibles en caso de lluvia.
Subió al vagón y se ubicó acomodándose junto a la ventanilla. Luego de partir, el viejo tren traqueteaba sin cesar circulando por esas vías casi sin mantenimiento desde hacía muchos años, y para él que nunca había viajado en su vida, era una experiencia nueva. El traje, la camisa y la corbata que llevaba estaban casi sin estrenar y eran de su finado padre y los zapatos los había tenido guardados desde hacía bastante tiempo y ahora le quedaban algo ajustados.
Mientras miraba por la ventanilla, movía instintivamente su mano de cuando en cuando, hacia el bolsillo interno de su saco donde estaba la carta con la invitación de su amigo. El paisaje estaba rodeado de nostalgia, mientras veía como los campos que tanto él conocía iban desapareciendo y aparecían otros campos, otras casas, otras gentes y otros pueblos. Pensaba que su amigo debió sentir dolor cuando se marchó en su juventud al encontrarse indefenso ante el incierto futuro.
A llegar a la estación de la Capital había una muchedumbre amontonada en los andenes y buscó la salida, entre un tropel de gente que iban y venían como potros enfurecidos alzando sus cabezas al aire. Mientras los altavoces lo aturdían anunciando la salida de otros trenes, prácticamente arrastrado en medio de ese caos, llegó hasta la parada de taxis. Bastante sofocado, le dio la dirección al chófer, que asintió mirándolo entre curioso y divertido. Al anochecer llegaron a la Iglesia que era bastante pintoresca y estaba ubicada en una calle empedrada frente a un inmenso parque, rodeado de una brisa con olor a eucaliptos.
La ceremonia ya había comenzado y se instaló en un banco de un rincón apartado, observando como el cura les confería a la pareja el sagrado sacramento del matrimonio, el juramento de fidelidad, la entrega de los anillos y el beso de los novios. De pronto, se sintió completamente solo en esa Iglesia, e invadido por una angustia infinita, tuvo unas inmensas ganas de llorar y sin poderse contener, las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos.
Cuando concluyó la ceremonia, los novios salieron lentamente tomados de la mano y fueron al patio a saludar a los invitados y al ir allí, los divisó eufóricos y rodeados de gente. Cuando se acercó expectante, su amigo lo reconoció de inmediato cuando lo vio y se abrazaron como si en ese abrazo fraternal trataran de recuperar todo el tiempo que estuvieron separados.
Cuando la novia hizo su aparición a sus espaldas, su amigo mirándola tiernamente se lo presentó diciéndole si se acordaba de él y entonces cuando giró su cuerpo, lo encandilaron aquellos enormes ojos verdes, con su sonrisa amplia y su pelo rizado castaño. Se quedó mudo observándola embelesado y fue ella la que adelantándose le dio un beso, diciéndole que se alegraba de verlo. Estaba tan hermosa con ese vestido de novia, que con el alma dolida se le paralizó el corazón.
En aquel momento comprendió la condena que debía cumplir por no haber tomado la determinación de partir con ella. Que siempre estaría atado a aquellas casas que se caían a pedazos, a aquellas calles solitarias y a esos campos que no daban ya para vivir. Que debería subsistir en ese pueblo de viejos que estaba a punto de quedar incomunicado con el mundo, donde la vida y el amor se irían marchitando sin esperanzas.
De pronto, se sobresaltó en sus pensamientos cuando oyó que su amigo lo estaba invitando con una sonrisa, entregándole una tarjeta para concurrir a la fiesta en un salón cercano. Cuando los novios se retiraron y todo terminó, salió de la Iglesia frente a ese enorme parque con su mente perdida en la incertidumbre de su vida. Pero de ninguna manera concurriría a esa fiesta, porque había decidido huir de allí y regresaría en el último tren que partiría hacia su pueblo a la mañana siguiente.
Y entonces, se dirigió caminando lentamente en la noche hasta la estación por las calles de la Ciudad, preguntando y preguntando, hasta que descansando en un banco de una plaza percibió a lo lejos unas negras nubes que relampagueaban ante sus ojos. Así fue que apurando el paso, llegó finalmente a la estación cuando caían las primeras gotas de agua de lluvia.
Esperó dormitando en un banco de la estación y por la mañana subió al último tren que lo llevaría de regreso. Cuando ese tren arribó en el atardecer a la estación de su pueblo había quedado solo en el vagón. En el andén unas pocas personas estaban reunidas para protestar por ese acontecimiento, que los dejaría librados a su suerte y aislados del mundo. La estación desde ahora sería como alguna de esas casas abandonadas, donde ya solo el olvido penetraría en ese andén vacío.
Permanecían de pie viendo entrar a ese tren que arrastraba un solo vagón. Cuando el tren se detuvo y lo vieron descender como el último pasajero que había viajado, quedaron sorprendidos, porque hacía muchísimo tiempo que no ocurría que alguien retornara al pueblo tan rápidamente. Respondió a los saludos, afirmando que todo había ido bien en la Capital, que se había divertido en la fiesta de casamiento y luego les dijo que estaba agotado y que prefería ir a descansar a su casa.
Esa soledad, a la cual en parte su mente la buscó con cobardía, esa soledad perdía ahora todo equívoco e iba alcanzar su punto extremo. La fría oscuridad del dormitorio lo oprimía y la incitación de eliminar esa angustia que martirizaba su espíritu se acrecentaba cada vez más y más, hasta que finalmente tomó una decisión terminal e irreversible. Sentado en la cama, el espejo de la cómoda fue reflejando el brillo del arma en el lento movimiento de ascenso de su mano, el lento apoyo del arma en su sien... y al fin, resueltamente, apretó el gatillo.
No sintió dolor, ni hubo tiempo para eso, un suspiro con una leve exclamación fueron suficiente. Fue así como la providencia haría que el destino del último tren y del último pasajero de ese pueblo se unificara en un triste final. Y en esa habitación en penumbras, lo mismo que en el andén de aquella vieja estación de tren, quedaban tan solo el frío, la soledad y el silencio.


 

 
 
 
 

 
 
 
 
Premiado Categoría Relatos de viajes.
XV Concurso de Relatos de Viaje y Desarrollo Sostenible . 
Publicado en el libro: ¡París! ¡París!¡París!
Moleskin. España. Agosto 2020.

sábado, 15 de agosto de 2020

Vida apuñalada

Si el aire puro se ha contaminado
los cantares de los pájaros cesan,
y si un bello capullo se ha secado
nunca más las mariposas lo besan.

Si el petróleo en mar es derramado
sucumben los peces que lo atraviesan,
y si un añoso árbol verde es talado
las sombras de sus hojas no regresan.

Al depredar el natural ambiente
se originan irreparables daños,
sin que en el planeta nadie lo impida.

Todos sufren irremediablemente
y envueltos en amargos desengaños,
los humanos apuñalan la vida.















Finalista V Concurso de Sonetos. Viajar y contar. 
Publicado en el libro La cita. 
Creatividad Literaria. España. Agosto 2020.

Depredación

Se apuñala la vida,
con la depredación del medio ambiente
de manera indebida.
Y si ello es permanente,
el clima se irá haciendo más caliente.

Habrá un mar desbordado
que inundará a todo el mundo sufriente.
Y el final anunciado
llegará lentamente,
socavando la vida de la gente.














Finalista V Concurso de Micropoesías. Viajar y contar. 
Publicado en el libro La cita. 
Creatividad Literaria. España. Agosto 2020.

Ad eternum

Al cumplir sus treinta años de fracasos y desengaños en la vida le hicieron tomar la decisión de suicidarse. Pero cuando estaba llevando el revólver hacia su sien, escuchó una voz: 
¡Alto, pide un deseo! 
Regrésame a mi niñez, solicitó el suicida.
Su deseo se cumplió.
Al cumplir nuevamente sus treinta años, estaba llevando el revólver hacia su sien, cuando escuchó una voz: 
¡Alto, pide un deseo!










Mención del Jurado V Concurso de Micronarrativas. Viajar y contar. 
Publicado en el libro La cita. 
Creatividad Literaria. España. Agosto 2020.

Caminar y caminar

Que destino más hermoso, caminar y caminar,
e ir libre por este mundo como un pájaro al volar.
Me cautiva transitar por esas sendas solitarias,
y buscar cosas extrañas para poder descifrar.

Trato de entender mensajes de las piedras milenarias,
y dialogar con la luna viendo la noche brillar.
Entro a los campos dorados poblados por los trigales,
con espigas muy ansiosas que el viento mueve al pasar.

Penetro en bosques extraños de altos y frondosos árboles,
donde primorosas aves me dedican su trinar.
Recorro mágicos valles enmarcados entre cerros
y en preciosas flores, mariposas veo aletear.

Cruzo unas playas inmensas con tenue brisa salina,
y olas que en esas arenas ambicionan descansar.
Que destino más hermoso, caminar y caminar,
e ir libre por este mundo como una estela en la mar.













Finalista V Concurso de Poesías. Viajes.
Publicado en el libro La soledad.
Creatividad Literaria. España. Agosto 2020.

Regreso caluroso

Después de trabajar todo el día en la oficina con aire acondicionado, comencé a prepararme para regresar a casa, pensando que afuera en esa tarde calurosa de verano, la temperatura rondaría en los cuarenta grados. Cuando salí a la calle el golpe de calor fue brutal. Traté de recobrarme como pude, y recorrí las cuatro cuadras para tomar el colectivo, buscando caminar por las sombras para no quedar expuesto a los ardientes rayos del sol.
Cuando llegué exhausto a la parada, había una muchacha hermosa con los mismos síntomas de abatimiento, pero tenía más suerte que yo, debido a la poca ropa que llevaba, y me quedé pensando si no la afectaría el aire frío cuando subiese al colectivo con aire acondicionado. Pero al arribar, vi que tenía las ventanillas abiertas, por lo que era evidente que no contaba con refrigeración.
Cuando ascendí al colectivo, los pasajeros estaban apretujados y el ambiente era bochornoso. Tuve que viajar parado tomado del pasamanos, apretado junto con la chica que había subido conmigo. Entonces, cerré los ojos, pensando en cada bamboleo del trayecto, en lo agradable que hubiese sido ese viaje, si la temperatura en el vehículo hubiese sido la ideal.
En esos momentos, completamente aletargado por el calor, una cólera creciente se fue gestando en mi interior contra los empresarios del transporte. Pero esa cólera se incrementó mucho más cuando bajé, al percatarme que me habían robado mi billetera con mi dinero y todos mis documentos.
 












Finalista V Concurso de Cuentos breves. Viajes.
Publicado en el libro La soledad.
Creatividad Literaria. España. Agosto 2020.

viernes, 14 de agosto de 2020

Falsedades

Amor prometes
pero tu alma se ríe
de mi creencia.

Si tus palabras
de eterno amor son falsas
para qué sirven.

Cuando te vayas
no olvides de llevarte
tus falsedades.














Finalista VI Concurso de Haikus. Hilvanando palabras.
Publicado en el libro Eco.
Mundo Escritura. España. Agosto 2020.

Inspiración

Inspiración, sin ti me hallo afligido
como esperando en un parque con flores,
que sus canteros produzcan fulgores
cuando en el día la luz del sol ha huido.

Al dejarme yo nada he concebido
inmerso en un clima de sinsabores,
y voy acumulando malhumores
porque sin tu presencia estoy perdido.

Inspiración, vuelve otra vez conmigo,
para tenerte siempre disponible
y escribir otra vez bajo tu abrigo.

Y si activas a esta pluma impasible,
voy a demostrarte que soy tu amigo
dedicándote un soneto sensible.



 










Finalista VI Concurso de Sonetos. Hilvanando palabras.
Publicado en el libro Eco.
Mundo Escritura. España. Agosto 2020.

Amor infinito

Los años han pasado
y aquel amor infinito
que nos prometimos,
ahora ya no existe.
Quién iba a suponer
que poco a poco,
ese amor sin límites
iría desapareciendo.














Finalista VI Concurso de Minipoemas. Hilvanando palabras.
Publicado en el libro Eco.
Mundo Escritura. España. Agosto 2020.

Anticipo de la muerte

Estaba en lo alto de un puente, asomado por la baranda, contemplando las aguas del arroyo, cuando lo sorprendió divisar allí abajo, la tétrica imagen de su cuerpo caído desde allí arriba. Horrorizado ante esa visión, lo invadió una sensación de vértigo y perdió el conocimiento. Cuando se despertó, comenzó a percibir a su lado el murmullo del arroyo y entre sus aguas transparentes y heladas, sintió como se iba enfriando lentamente la sangre de su cuerpo destrozado. 
 












Finalista VI Concurso de Minicuentos. Hilvanando palabras.
Publicado en el libro Eco.
Mundo Escritura. España. Agosto 2020.

jueves, 13 de agosto de 2020

La estrella del poeta

Mirando el poeta las estrellas
una que sea bella buscaba,
y en esa noche entre todas ellas
seleccionó a una que más brillaba.

No le importaba donde se hallaba
y cual era el nombre que tendría,
ya que su objetivo se centraba
en ofrendarle una poesía.









Finalista VI Certamen de Micropoemas. El Muro.
Publicado en el libro Premonición.
El Muro del Escritor. España. Agosto 2020.

Remordimiento

Cállate y dime qué tengo que hacer para que me dejes. Es cierto que me equivoqué tontamente y perdí una gran oportunidad para aprobar la materia. ¿No te parece que ya he tenido suficiente sufrimiento al ver que otros que sabían menos que yo aprobaron sin problemas?
Por favor remordimiento, márchate de mi conciencia, vuelve de donde viniste y déjame dormir tranquilo, que ya no soporto más el hecho de haberme acobardado a último momento para presentarme a dar el examen.











Finalista VI Certamen de Microrrelatos. El Muro.
Publicado en el libro Premonición.
El Muro del Escritor. España. Agosto 2020.

Esperando al crucero

El mar en el puerto luce admirable,
pero tengo el corazón impaciente
porque ella vuelve repentinamente,
y la espera se torna interminable.

Por fin el horizonte impenetrable
muestra un brillo lejano y refulgente,
del cual surge aquel crucero imponente
en el que se fue en forma inexplicable.

Mientras regresa después de aquella huida,
el barco que parece inteligente
me brinda burbujas de bienvenida.

Y cuando llegue espero que me cuente,
cual fue el motivo de aquella partida
que tanta amargura dejó en mi mente.















Finalista VI Certamen de Sonetos. Blas Otero. 
Publicado en el libro Haikus y Sonetos XLIX. 
Letras como Espada. España. Agosto 2020.