sábado, 30 de marzo de 2019

Ilusiones encendidas

En ese frío atardecer de invierno envuelto en el silencio y la soledad, no podía soportar el estremecimiento que tenía en mi alma por un desengaño amoroso, cuando observé que se habían apagado los leños del hogar. Pero luego me renacieron unas cálidas esperanzas, cuando acompañado de una copa de vino, me senté a ver el alegre danzar de las nuevas llamas en los leños encendidos.











Seleccionado VIII Concurso de microrrelatos.
Incluido en el libro: Pluma, Tinta y Papel VIII.
Diversidad Literaria. España. Marzo 2019.

lunes, 18 de marzo de 2019

Oculta pasión

La joven mujer que atendía el bar esperaba muy ansiosa esa tarde la llegada de un escritor, que todos los días se sentaba en forma silenciosa en una mesa apartada del local para escribir su novela de amor. Cuando se abrió la puerta y lo vio entrar a él, flaco, alto y bien parecido, a ella le palpitaba fuertemente el corazón.
Luego de sentarse, apoyar su cuaderno sobre la mesa y sacar su lapicera, él le pidió como siempre un café cortado con un gesto amable. Mientras le servía la tacita de café en la mesa, ella se sentía muy perturbada. Cuando él levantó sus ojos negros que estaban ensimismados en la narración y le agradeció con una sonrisa, ella imaginó que era la amante secreta en la trama de la novela que estaba elaborando y que ese escritor era el valiente caballero que se la comía a besos.
Después de un tiempo de permanencia en el local, él le hizo una seña para pedirle la cuenta. Luego de abonar, se retiró saludándola cortésmente, mientras ella miraba obnubilada como se retiraba del bar caminando por la vereda, esperando muy ansiosa su regreso al día siguiente.
Cuando salió a la calle, el escritor que vivía ajeno a todo, inmerso en su mundo literario, pensaba que debía buscar otro bar para continuar escribiendo su novela de amor. Allí no lograba inspirarse para poder describir la oculta pasión de la protagonista principal de su historia. Fue al dar vuelta la esquina, cuando la amante secreta perdió de vista para siempre al valiente caballero.



 






Finalista IV Concurso de cuentos breves: Historias de amor. 
Incluido en el libro: Entre las flores.
Tu Concurso Literario. España. Marzo 2019.

Esperando una postal

Luego de una corta y amorosa convivencia, ella lo dejó repentinamente, diciéndole sólamente como despedida que se iría lejos y allí le mandaría una postal donde le explicaría todo. Desde ese momento él no la podía olvidar y miraba siempre el buzón ansiando recibirla, porque quería saber donde estaba y el motivo por el cual se había ido.
Y sufría de ansiedad esperando esa postal, que seguramente sería luego su compañía en sus noches de soledad.










Finalista V Concurso de minicuentos: Postales de amor.
Incluido en el libro: Sentirme puedes.
Mundo Escritura. España. Marzo 2019.

viernes, 15 de marzo de 2019

¿No la quería?

Me reía de su amor,
sin llegar a comprender
que lloraría por él.

Pensé que no la quería,
pero sentí mucha pena
cuando ella me abandonó.

Y ahora al verla con otro,
envuelto en un mar de celos
mi alma no tiene consuelo.












Finalista IV Concurso de Micropoesía.
Tema: Amando se entiende la gente.
Incluido en el libro: Apuntes urbanos.
Concursos Literarios en Español. España. Marzo 2019.

Amor secreto

Muy compungido arrojó la carta al mar bajo la tenue luz del sol que caía en el ocaso y luego de un breve tiempo, el oleaje se la devolvió sobre la arena de la playa. Mientras las aguas besaban dulcemente sus pies descalzos, observó como iban disolviendo lentamente los trazos de tinta sobre la blanca hoja de papel. Es que el mar luego de haber leído esa carta con la confesión de un amor secreto guardado en su alma y que no se atrevió a mandar, trataba de consolarlo eliminando las evidencias.








Mención del Jurado IV Concurso de Micronarrativa.
Tema: Amando se entiende la gente.
Incluido en el libro: Apuntes urbanos.
Concursos Literarios en Español. España. Marzo 2019.

miércoles, 13 de marzo de 2019

Poeta enamorado

Soy un poeta enamorado
que con alas de mariposa,
busca volar en la mañana
para embelesar a tus ojos.

Soy un poeta enamorado
que entre las sombras de la tarde,
quiere besar tus labios rojos
bellos como el sol del ocaso.

Soy un poeta enamorado
que te regala por las noches,
un ramillo de "no me olvides"
iluminado por la luna.

Soy un poeta enamorado
que todo el tiempo te desea,
y que para alcanzar tu amor
todo su corazón te entrega. 






Finalista V Certamen de Poesías
Tema: Poetas de habla hispana.
Incluido en el libro: Cenizas de amor.
Letra como Espada. España. Marzo 2019.

Reencuentro fugaz

Esa tarde nos reencontramos casualmente en el parque donde nos habíamos conocido y nos sentamos en un banco como en aquel entonces para besarnos. Al caer el sol fuimos a mi departamento, donde hicimos el amor igual que antes. Luego salimos a cenar y cuando finalmente ella me dijo que tenía que volver a su casa porque su pareja estaba por llegar, me quedé callado embargado por la pena. Al retornar a mi departamento, me esperaban una cama deshecha y las sábanas aún impregnadas con su perfume.














Finalista V Certamen de Microrrelatos de amor.
Incluido en el libro: Cenizas de amor.
Letra como Espada. España. Marzo 2019.

lunes, 11 de marzo de 2019

El mundo fue y será una porquería

Está bien, sírvase un mate señor periodista que le cuento la historia de mi vida en este asentamiento. Que quiere que le diga, los medios deberían saber que en mi pueblo del interior de la Argentina, como en los de los países limítrofes hay mucha miseria y la gente en algún lado tiene que vivir. Después de todo, el puntero político nos dijo que no hacía mucha falta este terreno en Buenos Aires. Por eso lo ocupamos y con unos mangos que tenía ahorrado conseguí que me dieran este terrenito.
Y en cuanto a mi familia ya vio como es la vida, mi hija que tenía entonces quince años, se puso de novio con un paraguayo que trabajaba en la Municipalidad y traía el agua en un camión. Parecía un buen muchacho, tenía unos veinticinco años y venía casi todos los días a casa. Pero el desgraciado luego se metió a distribuir paco en el asentamiento, la dejó embarazada y se borró para siempre. De un día para otro no vino más, porque aparentemente tuvo una diferencia con un mafioso de la banda rival. Algunos me dijeron que huyó al Paraguay y otros que lo mató un sicario.
Le cuento que ahora tengo dos nietos, ése que le dije y otro más que son de un pibe de mi mismo pueblo, de la barra brava de Boca, al que conocí en el barrio y que después se juntó con mi hija. Y así fue como nos fuimos amontonando en la casa hasta que nos fue quedando chica. 
Un día le dije a mi mujer que iba a ampliar la casa construyendo dos habitaciones más. El pibe me ayudó y con algunas maderas y chapas que afanamos por ahí,  en menos de un mes ya nos mudamos con mi mujer para esta parte nueva. Y los dejamos a ellos con los chicos en la parte vieja. Así estamos todos más cómodos. Por suerte ellos con el subsidio que le dan y alguna changuita que él hace por allí, se la rebuscan bastante bien.
Yo antes trabajaba, salía con el carrito a buscar cartones, fierros, vidrios o lo que fuera. Ahora no puedo, por la artrosis, ¿vio? Apenas puedo caminar hasta el almacén a buscar un vino o algo que me haga falta. Menos mal que mi mujer sigue fuerte y tiene trabajo en el lujoso barrio residencial que han hecho del otro lado de la autopista. Ella limpia en algunas de esas casas y con eso vamos tirando.
Yo… ya no puedo ¿vio?… Aunque que quiere que le diga, de vez en cuando me sacrifico y colaboro participando en algún piquete o lo acompaño al pibe a hacer algunos líos en las canchas, total si en una de esas te lleva la cana al otro día te larga el Juez.
Ahora que me acuerdo, le cuento que ayer soñé con Discepolín. Sí, el mismísimo Dicepolín estaba allí en la ventana, con la ñata contra el vidrio y al verme me dijo que la vida en este asentamiento fue y será una porquería y que en este siglo veintiuno todo es igual, un cambalache donde en la vidriera siguen estando juntos la Biblia y el calefón. Entonces, al contestarle que yo ya lo sabía, me aconsejó sonriendo que igual trate de permanecer en él como pueda, porque allá en el horno iba a estar peor. 
Bueno hasta acá llegamos señor periodista, creo que ya le dije bastante por esos mangos que me dio por contarle la historia de mi vida para su diario. Ah... y en el reportaje ponga la foto de Dicepolín, porque es mi ídolo ¿Sabe?






Homenaje a Enrique Santos Discépolo.   

lunes, 4 de marzo de 2019

Viviendo la inseguridad

El ataque había cesado y la quietud retornó a la manada de ciervos. Otra vez estaban pastando, siempre atentos, pero ahora ya más tranquilos porque los tigres se encontraban comiendo. A lo lejos, aún se podía ver al grupo de tigres manchados de sangre, realizando el festín entre los pastizales, en ese ciclo natural de la vida en la selva.
Entonces el profesor cambió de canal de televisión y puso el de las noticias de la tarde. Allí se enteró que ese día en la ciudad, un hombre había muerto y una mujer estaba gravemente herida debido a hechos delictivos. El hombre asesinado era un comerciante en el asalto a su negocio y la mujer herida había sido apuñalada, ante una aparente resistencia a ser despojada de su celular. Además de esos trágicos hechos, se habían producido varios robos a mano armada contra transeúntes.
Ya en el ocaso, el profesor salió a la calle para ir a la facultad a dar su clase diaria con su coche, y al pasar por una calle lateral de la ciudad que linda con un barrio marginal, observó a un grupo de jóvenes indigentes que lo miraban pasar indiferentes. A pesar de lo tenebroso del lugar, él sabía que hoy se habían producido varios delitos graves allí y en cierta medida lo tranquilizaba el saber que mucho de ellos ya tenían lo indispensable para su subsistencia y seguramente para comprar las drogas que necesitaban.
Los tigres ya habían comido y él se sentía como un ciervo más, pastando en la manada. Pensó que en esos momentos lo dejaban pasar tranquilo, porque esos tigres ya no necesitaban nada de lo que él llevaba y entonces siguió circulando sin temor. Al menos por hoy, no sería víctima en ese ciclo natural de inseguridad de la sociedad en que vivía, producto de la mala política, la desidia policial y la inoperancia de la justicia.
Pero mañana, el profesor sabía que el ciervo tendría que volver a salir de su casa y ese grupo de tigres estarían nuevamente allí y posiblemente esta vez podrían tener hambre.












Seleccionado Certamen de Relatos.
Incluido en el libro: Vivencias II.
Letras con Arte. España. Marzo 2019.