Eramos
un grupo de alumnos
de un curso de técnicos de la escuela industrial, que nos habíamos
hecho muy amigos porque realizábamos
los trabajos prácticos juntos. Pero uno de ellos era un contrapeso,
porque era bastante malo en todas las materias técnicas, las que
casi siempre reprobaba, aunque le gustaba dárselas de intelectual y
con su agraciada verborragia siempre trataba de convencer a los
profesores.
Cuando
terminamos la secundaria nos separamos y cada uno siguió su camino
en la vida.
De todos modos nos seguíamos reuniendo generalmente en las fiestas
de cumpleaños, pero a aquel compañero dejamos de verlo, hasta que
apareció sorpresivamente en una de las últimas celebraciones que
realizamos.
—¿Cómo
andás ? —
le
pregunté, contento de volverlo a ver.
— Bien,
bien…Estoy instalando equipos split de aire acondicionado.
— Hace
mucho que no te has reunido con nosotros.
— Es
que el tiempo no me alcanza para todo.
—¿Tanto
trabajo tenés?
— Sí,
pero no es eso, es que en mis ratos libres escribo.
— ¿Escribís?
—
le
pregunté incrédulo. —
¿Y qué escribís?
Se
ve que alcé algo la voz, porque se callaron todos y en medio de un
silencio tenso y expectante,
escuché que me dijo:
— Poemas,
versos y algunos cuentos, para participar en concursos.
Entonces,
luego de un momento alguien le gritó:
– Miralo
al técnico ese que escribe poesías agujereando
paredes…¿De qué te la das, o ahora te crees que sos Borges?
Por
un momento todos quedamos sorprendidos tratando de contener la risa,
pero luego nadie
pudo aguantar más y el estruendo de las carcajadas fue infernal.
Cuando
se hizo el silencio, todos esperábamos una respuesta apropiada con
aquella labia que todos le conocíamos de nuestra época de
estudiantes. Sin embargo, nuestro amigo, con su cara ruborizada de
vergüenza,
bajó la vista para no mirarnos y se quedó en silencio sin reacción
alguna. Allí terminó el incidente y luego de esa fiesta, nunca
más volvimos a verlo.
Esa
historia vino a colación cuando esta mañana estaba en el bar
tomando una taza de café y leyendo el diario, al encontrar una nota
destacada en la que aparecía la foto de nuestro
compañero, quien había sido galardonado en un concurso literario
internacional de poesía, con un premio de cien mil dólares.
Fue
allí que al resonar en mi mente el recuerdo de las risas de aquella
reunión, comencé a imaginar como serían ahora las de él, si aún
se acuerda de nosotros.
Seleccionado
Concurso Relatos breves.
Publicado
en el libro: Recuerdos III.
Letras
con Arte. España. Diciembre 2019.