martes, 19 de mayo de 2020

Pelota de voley

En estos cuatro años interminables
dibujaste mi cara con tu sangre,
y al dotarme con el don de la vida
me adoptaste como tu amigo Wilson.

¡Cuantas cosas he aprendido de ti!
Hicimos fuego para subsistir,
logramos agua dulce y alimento,
y una caverna para protegernos.

Aprendí que del valor de las cosas
solo es importante su utilidad,
y que se suele llegar a la muerte
no en la vejez, sino con el olvido.

Que no hay que darse nunca por vencido
ante la impotencia y la desventura,
ya que siempre surgen las esperanzas
para enfrentar flaquezas y temores.

Dios mío, si yo consiguiese hablar
no podría dejar de agradecerte,
pero de mucho no me han de servir
perdido ahora en este mar bravío.















Finalista VI Certamen de Poesías. Lluvia de letras.
Publicado en el libro: Desde casa.
Letras como Espada. España. Mayo 2020.

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