Al llegar el final de mi vida mi mente va desandando el camino recorrido con una mujer extraordinaria. Gracias mamá por haberme cuidado y educado. Gracias por apoyarme y alentarme, rezando por mí a un Dios en el que yo no creía. Tú me ayudaste a forjar mi destino de escritor y no alcanzarían mil poemas para agradecerte. Y ahora en el final, como si fuera un milagro, siento que desde el cielo te acercas hacia mí y vuelvo a oír la ternura de tu voz.
Finalista XI Certamen de Microrrelatos. Mujeres extraordinarias.
Incluido en el libro: El poder del perdón.
Letras como Espada. España. Abril 2025.
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