Me encontraba perdido y desorientado bajo los rayos de un sol radiante, en medio de las arenas ardientes de un inmenso desierto, cuando la sed y el calor comenzaron a aquejarme. Por suerte, percibía sobre mi cuerpo algunas ráfagas de viento fresco que me calmaban del calor, pero la sed seguía acuciándome intensamente.
En esa situación angustiante divisé a lo lejos un oasis, donde seguramente encontraría el reparo del sol y abundante agua para saciar la sed. Pero cuando quise encaminarme hacia allí, desapareció en forma misteriosa de mi vista. Evidentemente había sido un espejismo en ese terrible desierto de arena en que me encontraba.
De pronto, comencé a sentir que las ráfagas de viento se iban haciendo paulatinamente más y más frías, hasta que finalmente me desperté desnudo en la fresca madrugada, sediento y tiritando de frío sobre las sábanas revueltas de la cama.
Al abrir los ojos, la imagen familiar del dormitorio cobró vida y entonces me levanté como un resorte para apagar el ventilador y cerrar la ventana. Luego me dirigí rápidamente hacia la cocina para calmar la sed con un vaso de agua. Esa pesadilla que tuve en esa noche calurosa de verano me había dejado maltrecho.
X Concurso de Cuentos breves. Surcando el viento.
Incluido en el libro: Desesperado lamento
Creatividad Literaria. España. Abril 2025.
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