¡Que triste el silencio
después del holocausto nuclear!
Sigo aferrado a la vida,
y mi tiempo todavía se extiende,
pero ya sin ilusiones, ni amor.
Como de la nada surge una puerta
de cristal transparente.
Al asomarme, mis ojos vacilan.
Hay seres volando en la noche
como puntos brillantes en la lejanía.
¡Corazón... tranquilízate...
son las almas ancestrales!
Un escalofrío me invade
al sentir que mis pies desnudos,
son calzados con zapatos alados.
Y cuando me llevan volando hacia ellos,
mi pecho quiere gritar,
pero en ese atávico mundo callado,
por más que lo intente
sé que nunca podré gritar.
Finalista VIII Concurso de Poesías. Literatura fantástica.
Incluido en el libro: In memoriam.
Creatividad Literaria. España. Enero 2014.
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