Al
caer en esa tarde tormentosa, la gota de agua percibió una humedad
cálida al penetrar en la maraña de sus suaves cabellos negros.
Mientras corría protegiéndose de la lluvia, ella agitó la cabeza y
entonces, cuando la gota se desprendió hasta su cuello, sintió como su
perfume contrastaba con el calor de su piel. Y luego al deslizarse
por su cuerpo, mientras la envolvía el palpitar de su corazón, lentamente fue acariciando su pecho, como si en una dulce
metamorfosis, fuese un amante enamorado.
Finalista V Certamen de microrrelatos. San Isidro Labrador
Incluido en el libro: Utopía.
Letras como Espada. España. Junio 2019.
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