El
anciano poeta estaba en su escritorio frente al papel en blanco, muy contrariado
porque no se inspiraba, envuelto en el silencio de la habitación. De pronto, la tinta de su
pluma comenzó a impregnar el papel con unos versos sublimes, al percibir en su
corazón la voz melodiosa de aquel amor de su vida, que provenía mágicamente del cielo.
Con estas inquietudes comparto cuentos y poesías, mientras paseamos por el universo en nuestro planeta tierra.
jueves, 31 de mayo de 2018
miércoles, 9 de mayo de 2018
El extraño espejo oval
Un viejo ropero de roble que tenía en una de sus
puertas un enorme espejo oval, me llamó poderosamente la atención en la vidriera
de un negocio de antigüedades. Cuando entré al local a preguntar, el vendedor
me dijo que el anterior propietario le había dicho que ese espejo era mágico.
Como necesitaba un ropero, decidí adquirirlo, el que luego instalé frente a la cama de mi
dormitorio.
Al irme a acostar en la noche, pensando en lo que me había dicho el vendedor, me quedé observando como el espejo del ropero me reflejaba junto a los barrotes del respaldo de bronce de mi cama, mientras lentamente trataba de conciliar el sueño.
― Acércate hacia mí ―, me dijo de pronto mi imagen en el espejo con voz imperativa, ante mi completa sorpresa y perplejidad.
Muy intrigado me levanté rápidamente de la cama y me acerqué hacia el espejo oval para dilucidar de que se trataba ese misterio y cuando me paré frente a él, vislumbré con gran incredulidad que el espejo no reproducía fielmente mis movimientos. Parecía que mi figura reflejada en el espejo tuviese vida propia.
Fue allí cuando repentinamente sentí como que mi voluntad era dominada por el espejo, mientras observaba a mi imagen haciendo algunos movimientos que yo imitaba, sin poderlo evitar. Era como que la imagen que reflejaba el espejo había asumido mi propia personalidad y yo era ahora la figura reflejada.
Desesperado, pensé que no me quedaba otra alternativa que tratar de destruir ese maleficio y con todas las fuerzas que me quedaban le dí un puñetazo tan terrible al espejo, que escuché el enorme estruendo de hacerse añicos. Fue en ese preciso instante que me desperté y la oscura imagen del dormitorio cobró realidad ante mis ojos. Me incorporé en la cama como impulsado por un resorte, respirando honda y profundamente durante unos segundos, sin poder creer aún que todo aquello había sido una pesadilla.
Cuando lentamente la conciencia de la realidad llevó a mi mente de regreso al escenario de mi existencia sobre esa cama de sábanas revueltas, traté de encender el velador de la mesita de luz para ver que había pasado con el espejo oval. Allí fue cuando me di cuenta que mi mano estaba ensangrentada y el velador destruido en el piso, porque le había dado en mi sueño un tremendo puñetazo.
Al irme a acostar en la noche, pensando en lo que me había dicho el vendedor, me quedé observando como el espejo del ropero me reflejaba junto a los barrotes del respaldo de bronce de mi cama, mientras lentamente trataba de conciliar el sueño.
― Acércate hacia mí ―, me dijo de pronto mi imagen en el espejo con voz imperativa, ante mi completa sorpresa y perplejidad.
Muy intrigado me levanté rápidamente de la cama y me acerqué hacia el espejo oval para dilucidar de que se trataba ese misterio y cuando me paré frente a él, vislumbré con gran incredulidad que el espejo no reproducía fielmente mis movimientos. Parecía que mi figura reflejada en el espejo tuviese vida propia.
Fue allí cuando repentinamente sentí como que mi voluntad era dominada por el espejo, mientras observaba a mi imagen haciendo algunos movimientos que yo imitaba, sin poderlo evitar. Era como que la imagen que reflejaba el espejo había asumido mi propia personalidad y yo era ahora la figura reflejada.
Desesperado, pensé que no me quedaba otra alternativa que tratar de destruir ese maleficio y con todas las fuerzas que me quedaban le dí un puñetazo tan terrible al espejo, que escuché el enorme estruendo de hacerse añicos. Fue en ese preciso instante que me desperté y la oscura imagen del dormitorio cobró realidad ante mis ojos. Me incorporé en la cama como impulsado por un resorte, respirando honda y profundamente durante unos segundos, sin poder creer aún que todo aquello había sido una pesadilla.
Cuando lentamente la conciencia de la realidad llevó a mi mente de regreso al escenario de mi existencia sobre esa cama de sábanas revueltas, traté de encender el velador de la mesita de luz para ver que había pasado con el espejo oval. Allí fue cuando me di cuenta que mi mano estaba ensangrentada y el velador destruido en el piso, porque le había dado en mi sueño un tremendo puñetazo.
Seleccionado Concurso de Historias de suspense o terror.
Incluido en libro: Antología Historias de suspense o terror II.
Letras con Arte: España. Mayo 2018.
Incluido en libro: Antología Historias de suspense o terror II.
Letras con Arte: España. Mayo 2018.
martes, 8 de mayo de 2018
Hoy veré a mi hijo
Hoy es la visita y estoy muy nervioso porque veré por
primera vez a mi hijo en esta celda. Sentiré el beso de sus labios, oiré el
sonido de su voz y quisiera tener en mi rostro una imagen permanente de alegría
cuando esté junto a él.
Él ahora es muy pequeño y no puede comprender que vivimos en un régimen autoritario y esta injusta condena se debe a que su padre es un escritor que lucha por sus ideas. Trataré de hablarse y sonreírle como pueda, porque seguramente tendré muchas, pero muchas ganas de llorar.
Él ahora es muy pequeño y no puede comprender que vivimos en un régimen autoritario y esta injusta condena se debe a que su padre es un escritor que lucha por sus ideas. Trataré de hablarse y sonreírle como pueda, porque seguramente tendré muchas, pero muchas ganas de llorar.
Finalista III Concurso de Microrrelatos: Letras y más letras.
Incluido en el libro: Cascada de letras.
El Muro del Escritor. España. Mayo 2018.
Morir en su ley
Cuando el cielo iniciaba
paulatinamente a descorrer el velo de aquella larga y angustiosa oscuridad, el
local aún estaba en penumbras. Al llegar la mujer que realizaba la limpieza, observó
como el brillo de la navaja sobre la mesa reflejaba tenuemente la imagen del
cuerpo sin vida del famoso escritor de historias de terror, el que se
encontraba apoyado sobre los manuscritos empapados en sangre de su autobiografía, que había concluido en esa noche junto con su vida.
viernes, 4 de mayo de 2018
Mi amada infiel
Luego de la trágica muerte de su dueño,
una casona antigua que estaba emplazada frente a un hermoso parque de la ciudad
quedó abandonada. Después de pasar bastante tiempo y al no haber herederos que
la reclamara, el Municipio tomó posesión de ella. Posteriormente la remodeló a
nuevo para utilizarla para eventos artísticos y exposiciones, aprovechando sus amplias
comodidades y su privilegiada ubicación.
Esa tarde se realizaba en esa casona una importante muestra de pinturas y colgados sobre las paredes del salón se exponían cuadros de numerosas obras antiguas y modernas. A un afamado perito experto en pinturas que estaba visitando la exposición, esas obras le causaban un profundo interés. Luego de gozar de la contemplación de los cuadros, consultaba un libro que estaba depositado sobre la mesa de la exposición en el centro del salón, donde se describían las obras y se detallaban los antecedentes de los pintores.
Durante largo tiempo el hombre estuvo observando cuidadosamente cada una de las pinturas, sin darse cuenta que las horas transcurrieron rápidas y silenciosas. Ya en el anochecer se fue produciendo cierta oscuridad en el salón, lo que hizo necesario encender la iluminación artificial, que le dio un nuevo panorama a toda la exposición. Fue en ese momento, que en una pared de un costado del salón, emplazado justo frente a una amplia ventana, vio un cuadro que con la luz natural hasta entonces no le había prestado suficiente atención.
El retrato se denominaba “Mi amada infiel”, y era una extraña pintura de característica surrealista. Representaba a una mujer en colores intensos y abstractos, como si esa fuera la manera que el pintor quería expresar sus emociones. El rostro, los brazos, el seno y las puntas de sus cabellos, de diversas tonalidades contrastantes, pendían de una sombra vaga y profunda, provocada por la luz de una ventana que servía a la vez de fondo de la imagen.
Al acercarse al cuadro, notó que en ese fondo había unas manchas raras de un color marrón rojizo, que parecían rastros de sangre que se hubieran fijado allí y perdurado con el paso del tiempo. Luego de contemplarlas más detalladamente, no le era posible dudar aun cuando lo hubiese querido, porque esas manchas eran realmente de sangre.
El experto no lograba entender que era lo que había querido expresar el pintor en el lienzo y abismado en estas reflexiones permaneció largo tiempo con los ojos fijos en ese extraño cuadro. Aquella misteriosa pintura que al principio lo hicieron estremecer, acabó finalmente por subyugarlo, porque había zonas ocultas en su interior, fuerzas en movimiento que no se dejaban reconocer fácilmente. Sin embargo, con su capacidad de análisis y experiencia pictórica, poco a poco comenzó a desentrañar lo que habría tratado de expresar el pintor en su creación.
Indudablemente el cuadro había sido confeccionado en dos etapas bien definidas. La configuración del bosquejo, delineamiento y esbozo pictórico inicial eran normales, pero luego se produjo aparentemente un abrupto quiebre en su elaboración. Por el título del cuadro, el experto pensó que posiblemente en un momento dado el pintor le habría reprochado a su amante alguna infidelidad y ella enojada dejó de posar ante él.
A partir de ese momento el pintor habría ido elaborando su obra con una visión irreal de su amada, sustentada en colores, tonalidades y sombras profundas. Parecía como si inmerso en una gran desesperación, quiso descargar en esos nuevos matices de su pintura toda la angustia que inundaba su alma, completándola tal como la veía a ella en su propia imaginación.
Satisfecho por todas esas deducciones, trató de comprobarlas teniendo en cuenta la situación y la circunstancia que originaron su creación. Lleno de intriga, fue rápidamente a la mesa y se apoderó ansiosamente del volumen que contenía la descripción de los cuadros. Entonces, leyó que el cuadro “Mi amada infiel” fue pintado frente a la ventana donde ahora estaba expuesto, por el último dueño de la casona, en ese mismo salón que era su atelier de pintura. Fue confeccionado en la noche de su suicidio y representaba la bella mujer que amaba.
Se informaba que esa noche después de finalizar y rubricar su obra, el pintor aferró con vigor la empuñadura de una filosa navaja y luego de cortarse la yugular, abrazó con el último aliento a ese cuadro, manchándolo con su sangre. Cuando la mucama llegó a la casona al día siguiente, encontró en el atelier en penumbras el cuerpo sin vida del pintor apoyado en la mesa sobre el lienzo ensangrentado, acompañado del cuerpo lacerado de su amada, que yacía postrado junto a la ventana.
Esa tarde se realizaba en esa casona una importante muestra de pinturas y colgados sobre las paredes del salón se exponían cuadros de numerosas obras antiguas y modernas. A un afamado perito experto en pinturas que estaba visitando la exposición, esas obras le causaban un profundo interés. Luego de gozar de la contemplación de los cuadros, consultaba un libro que estaba depositado sobre la mesa de la exposición en el centro del salón, donde se describían las obras y se detallaban los antecedentes de los pintores.
Durante largo tiempo el hombre estuvo observando cuidadosamente cada una de las pinturas, sin darse cuenta que las horas transcurrieron rápidas y silenciosas. Ya en el anochecer se fue produciendo cierta oscuridad en el salón, lo que hizo necesario encender la iluminación artificial, que le dio un nuevo panorama a toda la exposición. Fue en ese momento, que en una pared de un costado del salón, emplazado justo frente a una amplia ventana, vio un cuadro que con la luz natural hasta entonces no le había prestado suficiente atención.
El retrato se denominaba “Mi amada infiel”, y era una extraña pintura de característica surrealista. Representaba a una mujer en colores intensos y abstractos, como si esa fuera la manera que el pintor quería expresar sus emociones. El rostro, los brazos, el seno y las puntas de sus cabellos, de diversas tonalidades contrastantes, pendían de una sombra vaga y profunda, provocada por la luz de una ventana que servía a la vez de fondo de la imagen.
Al acercarse al cuadro, notó que en ese fondo había unas manchas raras de un color marrón rojizo, que parecían rastros de sangre que se hubieran fijado allí y perdurado con el paso del tiempo. Luego de contemplarlas más detalladamente, no le era posible dudar aun cuando lo hubiese querido, porque esas manchas eran realmente de sangre.
El experto no lograba entender que era lo que había querido expresar el pintor en el lienzo y abismado en estas reflexiones permaneció largo tiempo con los ojos fijos en ese extraño cuadro. Aquella misteriosa pintura que al principio lo hicieron estremecer, acabó finalmente por subyugarlo, porque había zonas ocultas en su interior, fuerzas en movimiento que no se dejaban reconocer fácilmente. Sin embargo, con su capacidad de análisis y experiencia pictórica, poco a poco comenzó a desentrañar lo que habría tratado de expresar el pintor en su creación.
Indudablemente el cuadro había sido confeccionado en dos etapas bien definidas. La configuración del bosquejo, delineamiento y esbozo pictórico inicial eran normales, pero luego se produjo aparentemente un abrupto quiebre en su elaboración. Por el título del cuadro, el experto pensó que posiblemente en un momento dado el pintor le habría reprochado a su amante alguna infidelidad y ella enojada dejó de posar ante él.
A partir de ese momento el pintor habría ido elaborando su obra con una visión irreal de su amada, sustentada en colores, tonalidades y sombras profundas. Parecía como si inmerso en una gran desesperación, quiso descargar en esos nuevos matices de su pintura toda la angustia que inundaba su alma, completándola tal como la veía a ella en su propia imaginación.
Satisfecho por todas esas deducciones, trató de comprobarlas teniendo en cuenta la situación y la circunstancia que originaron su creación. Lleno de intriga, fue rápidamente a la mesa y se apoderó ansiosamente del volumen que contenía la descripción de los cuadros. Entonces, leyó que el cuadro “Mi amada infiel” fue pintado frente a la ventana donde ahora estaba expuesto, por el último dueño de la casona, en ese mismo salón que era su atelier de pintura. Fue confeccionado en la noche de su suicidio y representaba la bella mujer que amaba.
Se informaba que esa noche después de finalizar y rubricar su obra, el pintor aferró con vigor la empuñadura de una filosa navaja y luego de cortarse la yugular, abrazó con el último aliento a ese cuadro, manchándolo con su sangre. Cuando la mucama llegó a la casona al día siguiente, encontró en el atelier en penumbras el cuerpo sin vida del pintor apoyado en la mesa sobre el lienzo ensangrentado, acompañado del cuerpo lacerado de su amada, que yacía postrado junto a la ventana.
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