martes, 2 de abril de 2024

La batalla final

La bandera argentina aún flameaba orgullosa en Malvinas, cuando la batalla final se avecinaba. El soldado estaba dormitando en medio de la noche, tapado con una manta húmeda en el fondo de un "pozo de zorro" de un metro y medio de profundidad por dos metros de lado. Sobre el mismo se había montado un techo disimulado con tierra y pasto, para que los aviones enemigos no los descubrieran.

Se incorporó como podía para una nueva jornada de guardia, colocándose el casco y aferrando firmemente el fusil. Todo aquello lo efectuaba mecánicamente, sin pensar, preparada su mente y su espíritu para matar o morir. Cuando se asomó a la superficie bajo el fuerte viento, percibió con un secreto escalofrío una explosión lejana de los pertrechos enemigos que se iban acercando lentamente.

Se quedó mirando el paisaje oscuro iluminado por la luna, e intentaba afinar sus sentidos para ver o escuchar hasta el máximo posible, porque de eso dependía su vida. Semidormido, con el cansancio a cuestas, extendió el brazo derecho para aferrase de la helada pared de barro del pozo de zorro. Fue allí cuando sintió un fuerte ruido y algo que estalló junto a él. Instantáneamente aferró el fusil decidido a todo, porque los ingleses deberían pagar caro por su vida.

Miró en la oscuridad hacia el sector de dónde provino el ruido y vio que la radio reloj de la mesita de luz estaba caída en el suelo. En ese mismo momento, su madre asustada abrió la puerta y encendió la luz del dormitorio. Se quedó mudo mirándola sorprendido y luego le sonrió para calmarla, mientras poco a poco se iba despabilando. La batalla final de Malvinas hacía rato que había terminado, pero sus secuelas todavía seguían perdurando en su mente.




Homenaje a los héroes de Malvinas.  

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