El poeta observaba con angustia por la ventana de su casa frente al mar, como su amada que lo había dejado, se iba caminando por la playa. Llovía y en esa noche no había luna, ni estrellas y el horizonte del mar se ocultaba tras las sombras. Luego de un tiempo oyó unos golpecitos en la puerta y en la oscuridad sus ojos brillaron ilusionados. “¿Van y vienen las olas del mar?”, se preguntó con su corazón esperanzado. Pero solo era una brisa fría que golpeaba con la cortina.
Finalista VII Certamen de Microrrelatos. Melgar.
Incluido en el libro: Ruidos.
Letras como Espada. España. Octubre 2021.


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