lunes, 9 de noviembre de 2020

More or less

Tenía previsto rendir el final de inglés técnico para marzo, pero en diciembre me llamó un amigo que me dijo que el examen era una traducción del libro y repasando algo “more or less” y con la ayuda de un diccionario, aprobaríamos fácilmente. Sonreí, porque él siempre empleaba esa pequeña muletilla del “más o menos”, para salir del paso en algunos de sus parloteos en inglés.

Luego de pensarlo bastante tiempo, finalmente decidí presentarme. Pero lamentablemente llegué un poco tarde al examen y cuando entré al aula la profesora pronunciaba pausadamente en inglés algo ininteligible para mis escasos conocimientos del idioma, mientras todos los alumnos estaban escribiendo en una hoja sobre el pupitre. Cuando me senté en el banco al lado de mi amigo, con un gesto le indagué que pasaba y me susurró con los ojos espantados: ¡Está dictando! Nos miramos y repentinamente tomamos la única determinación posible: huir despavoridos ante la mirada atónita de la profesora.

Años después, ya recibidos de ingenieros, mi amigo y yo trabajábamos juntos como consultores en proyectos de instalaciones de aire acondicionado y nos invitaron a una presentación de unos nuevos equipos importados. La reunión era en las oficinas de la firma representante y la disertación la daría un especialista, que había viajado expresamente de los Estados Unidos.

Éramos en total unas quince personas sentadas alrededor de una enorme mesa. A mi me ubicaron justamente en la cabecera, donde estaba el proyector y a mi amigo en la parte trasera. Como el traductor no había venido, el promotor de la firma que nos había invitado y que era además el organizador del evento, nos dijo que no nos preocupáramos, porque él mismo se encargaría de evacuar cualquier duda que pudiera suscitarse con el idioma.

El expositor hablaba muy rápido y en un inglés americano cerrado y yo, por más que trataba de concentrarme, no entendía absolutamente nada y presumo que tampoco el organizador del evento, por la cara de pánico que tenía. El americano era bastante simpático y yo me entretenía viendo los gráficos y las figuras de los aparatos de aire acondicionado que proyectaba en la pantalla. Como era el más cercano, casi siempre me miraba para ver si estaba de acuerdo con lo que decía y yo maquinalmente le mentía asintiendo con la cabeza. ¿Qué otra cosa podía hacer?

Cuando finalizó la disertación, sorpresivamente, comenzó a hablarme directamente a mí que estaba sentado adelante, presumo que para preguntarme mi opinión. Yo lo oía con terror, sin entender absolutamente nada mientras él me hablaba con una sonrisa y cuando terminó, después de lo que fue un siglo para mí, esperaba con ansiedad mi respuesta.

Me quedé en silencio, buscando desesperado con la vista al organizador del evento para que me ayudara con el idioma, pero en ese momento crítico se había escurrido misteriosamente. Estaba perdido y sonrojado hasta la médula, sentí un sudor frío que recorrió mi frente, y paralizado como si fuera una estatua, permanecí mudo sin poder articular palabra.

Al ver que yo no le contestaba, el especialista inquirió a los que estaban ubicados detrás mío, algo que sonaba como: “¿Do you understand me?”. Para mi sorpresa y la de él, ninguno de los asistentes atinaba a responderle y un silencio aterrador nos envolvió a todos. La realidad no podría ser otra: ¡Nadie había entendido absolutamente nada!

De pronto, surgiendo de la penumbra del final de la mesa, sentí la voz de a mi amigo que con un tímido susurro, apenas perceptible, le contestó: “more or less”, y en ese profundo silencio y con mi espíritu atribulado, esa aseveración sonó como si fuera un grito lastimero, pidiendo auxilio en el desierto.

Por suerte, en ese mismo momento apareció el organizador del evento, con una trouppe de mozos y esbeltas chicas, trayendo una picada espectacular, con bastantes bebidas y demás enseres, que nos salvó de esa difícil situación, ante la mirada asombrada del expositor.




Semifinalista V Concurso de Relatos

Tema :La vez que peor lo pasé.

Publicado en el libro: Negros Recuerdos.

La Cesta de las Palabras. España. Enero 2013.

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