A los dieciséis años, un joven sin muchas luces luchaba en el colegio secundario contra los exámenes. Un día, aprovechando que su madre lo había mandado a realizar unas compras en el supermercado, llevó unas obleas con consignas para ir pegándolas durante el trayecto.
Estaba en esa tarea, cuando se le acercó un hombre bien vestido, quien se presentó como un político revolucionario, que estaba buscando jóvenes seguidores que apoyaran su causa.
—Usted es la persona que necesito porque tiene el aspecto de líder juvenil con espíritu de conducción y sacrificio, ya que es tiempo de luchar para cambiar este sistema corrupto por una sociedad más justa y equitativa.
Ese discurso sonaba como una melodía sublime en los oídos del muchacho y entonces le contestó que estaba dispuesto a unirse para concretar esos ideales.
— Me gusta mucho su actitud de colaboración,— y luego de una larga charla, lo encaró de frente y mirándolo fijamente le dijo:
— Necesitaría algo de dinero. Lo tomaría a modo de adelanto para la causa.
El joven tragó saliva ante ese sorpresivo pedido y temblorosamente extrajo los billetes que le había dado su madre.
— Lo convocaré en el lugar y momento en que la lucha revolucionaria lo necesite—, le dijo con una sonrisa de gratitud, mientas se alejaba apresuradamente.
El joven sonrió muy feliz y esperanzado, tomando el camino de regreso a su casa sin haber efectuado la compra. Ni por asomo sospechaba el disgusto que tendría luego, por la reprimenda de su madre.
Finalista X Concurso de Cuento breve. Tiempos de otoño.
Incluido en el libro: Sueños sin tiempo.
Creatividad Literaria. España. Noviembre 2025.


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