Dicen que las aguas del río
tienen corazón de poeta,
y que muy dulces e inspiradas,
hacia la mar quieren viajar.
Y al mezclarse en la mar azul,
cuando lo dulce se hace sal,
Dios pide que se haga silencio,
para oír las aguas cantar.
Esas aguas en el ocaso,
son olas que vienen y van,
y mientras el sol agoniza,
danza la luna con la mar.
Finalista VIII Certamen de Poesías. San Isidro Labrador.
Incluido en el libro La reunión.
Letras como Espada. España. Junio 2022.
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