Sentir ritmo de tango es mi placer,
y junto con él, quiero recordar
al viejo y querido futbol de ayer,
donde mi alma conoció su jugar.
Los tangos están clavados en mi ego
y aún los escucho en aquel arrabal,
donde jugaba fútbol en veredas,
o hacía un cabeza en algún portal.
Cuando hoy siento que me cansa la vista
algún partido en la televisión,
espero que un tango de ayer me asista
y me haga latir fuerte el corazón.
Mi alma vuelve a aquel fútbol del pasado
que con tangos mi vida trascurrió,
aunque aquellas gambetas han quedado
en potreros que el tiempo se llevó.
Y añoro aquel jugar en una esquina
oyendo llorar a un bandoneón,
con pelota de goma saltarina
entre yuyos, el barro y el zanjón.
Cuando hoy al ver fútbol me da escozor
y pretendo apartarlo de mi mente,
vuelvo a escuchar un tango de mi flor
y corre en mis venas la sangre ardiente.
Participación destacada XXI Certamen poético:
El fútbol y el tango.
Centro cultural del Tango Zona Norte.
Buenos Aires. Argentina. Diciembre 2021.
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