Era una flor de divinos colores
y al verla la ansiedad me dominaba,
sus labios de canela imaginaba
y en los besos bebía sus dulzores.
Entre aquellas esencias y fragores
la pasión de su amor me iluminaba,
pero esa imagen que me fascinaba
dejó a mi alma llena de sinsabores.
Ahora busco aplacar mis pesares
en otra flor de tonos disipados,
que perfuma mi vida en suave brisa.
Pero aún recuerdo los azahares
de aquella flor de días agitados,
y echo de menos su bella sonrisa.
Finalista VII Concurso de Sonetos. Te echo de menos.
Incluido en el libro El lago de las esmeraldas.
Creatividad Literaria. España. Diciembre 2022.
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