Un
joven empleado de rostro inexpresivo estaba trabajando en completa
soledad en una computadora de las oficinas de un centro informático,
cuando observó con frialdad y sin causarle ningún interés, la
llegada provocativa de una mujer joven y hermosa que se paró a su
lado y comenzó lentamente a quitarse la ropa, mientras él, como si
nada ocurriera, seguía realizando tranquilamente su tarea.
Después
se le acercó completamente desnuda, lo miró de manera insinuante y
le sonrió, mientras se desprendía la piel plástica de su rostro,
para mostrarle el metal que se ocultaba debajo. Finalmente deslizó
la delgada capa plástica que envolvía su cuerpo con un suave y
delicado movimiento, y en sólo unos segundos quedó absolutamente
desprovista de toda semejanza humana. Era una figura, brillante y
metálica, que le sonreía amorosamente con sus blancos y delicados
dientes de porcelana.
Entonces,
aquel joven imperturbable que estaba impasible e indiferente
trabajando en su computadora, atraído por ese espectáculo, se
incorporó repentinamente de su lugar de trabajo, se quitó la ropa y
luego de arrancarse la fina capa de piel que cubría su cuerpo, la
abrazó cariñosamente con sus brazos metálicos articulados.
Publicado
en el libro: Recuerdos en la niebla.
Tu
Concurso Literario. España. Marzo 2020.
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