Al despertarse en esa mañana lluviosa de primavera, mira hacia el techo de su dormitorio y al escuchar las gotas que repiquetean sobre las chapas, deja volar su imaginación, sin ganas de levantarse de la cama. Es un hombre joven y dinámico, pero en un día de lluvia como éste lo envuelve la pereza, y piensa seguir durmiendo para tomarse un descanso de su rutinario viajar como guía de turismo. Por las rendijas de la persiana de la ventana se cuela un hilito de claridad, que ilumina la mesa con los folletos que hoy tendría que entregar en la excursión al contingente turístico.
Cuando gira la cabeza y mira hacia el reloj de la mesita de luz se sobresalta, porque son las ocho de la mañana y la combi ya tendría que haber partido. Ve que la alarma esta puesta a las seis y se alegra que no haya sonado para despertarlo con el sonido estridente de su campanilla en un día lluvioso como éste. Entonces, con una sensación plena de felicidad, se echa boca abajo para seguir durmiendo.
Es allí, cuando repentinamente lo despierta la estrepitosa alarma del reloj. Son las seis de la mañana y rodeado del silencio, ve asomar por la ventana la claridad del amanecer con la incipiente luz del sol, presagiando un agradable día primaveral. En tanto, su mente confundida y aún envuelta en la pereza, se niega a aceptar que éste haya sido su despertar verdadero.
Mención del Jurado IX Concurso de Cuentos breves .Viajes.
Incluido en el libro: Destino incierto.
Creatividad Literaria. España. Agosto 2024.
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