El padre estaba tomando un café sentado en la barra del bar, cuando vio por el espejo del mostrador entrar a su hijo con el pelo mojado en ese día de lluvia torrencial, chapoteando y tiritando de frío. Estaba seguro que su hijo no sabía que él era su padre.
El hijo se acercó a su padre y con sus dedos crispados le tocó suavemente el hombro y le dijo “hola” con voz entrecortada y mientras pedía un café al barman, se sentó en la barra junto a él. Estaba seguro que su padre no sabía que él era su hijo.
Como ocurría siempre que se encontraban en ese bar, no supieron que decirse y ambos respetaron el silencio. Bien podría alguno de ellos haber revelado al otro el secreto, pero cuando estaban juntos, siempre se les hacía un nudo en la garganta. El hijo tomó rápidamente el café y luego se despidió con un “adiós”.
Antes de salir del bar, el hijo observó en el espejo del mostrador la imagen abatida del rostro de su padre sentado en la barra, con su frente surcada de arrugas. A su vez, el padre divisó el rostro apesadumbrado de su hijo saliendo del bar bajo esa intensa lluvia, en ese triste y frío día de abril.
VIII Concurso de Cuentos breves. Lluvia de abril.
Incluido en el libro Renglones de sol.
Creatividad literaria. España. Mayo 2023
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