Hoy, en el día del cumpleaños de mi suegra, le regalé una canastilla con un ramo de flores, y una botella de brandy de jerez, con un mensaje manuscrito que dice: “Querida suegra, mirando las flores, derrame en su boca un cálido sorbo de esta exquisita bebida y por unos instantes, sentirá como la luz de la felicidad resplandece en su alma.”
Desde el día que me la presentó su hija, y especialmente después que me casé, nunca me he llevado bien con ella, porque siempre ha aborrecido la literatura y mi profesión de escritor. Ayer me acusó de ser un poeta frustrado y que estaba arruinando la vida de su hija. Luego, me insultó como de costumbre, tildándome de vago e incapaz.
Estoy seguro que a ella este regalo le gustará mucho, porque le encantan las flores y siempre toma unas copitas antes de ir a dormir para conciliar el sueño. Me han dicho que el veneno que le he agregado a la botella surte efecto rápidamente y como no altera su aroma y sabor, es prácticamente indetectable. Consuela mi conciencia, el hecho de que esa vieja arpía, morirá mirando las flores, con el alma resplandeciente de felicidad.
Finalista IX Concurso de Cuentos breves. Una flor para ti.
Incluido en el libro: Candil.
Creatividad Literaria. España. Junio 2024.
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