Un joven agricultor que era devoto de San Isidro Labrador, tenía varios caballos para trabajar en su campo y al intentar domar a uno de ellos, se cayó, y al fracturarse un hueso del brazo, tuvieron que enyesarlo. Entonces, le manifestó su enojo al Santo por haberle traído tanta desgracia. Una semana después, varios militares que fueron a reclutar jóvenes, al verlo en esas condiciones, desistieron de llevarlo. Por ello, el joven agricultor le pidió perdón al Santo, muy alegre y agradecido.
Finalista X Certamen de microrrelatos. San Isidro Labrador.
Incluido en el libro: Sino de poeta.
Letras como Espada. España. Junio 2024.
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