Mi automóvil se descompuso y en el taller me dijeron que tendría que dejarlo varios días. Me sentí desfallecer, porque al no poder contar con él, tendría bastantes dificultades para viajar a mi trabajo. Al otro día al salir de mi casa con la mochila, pasaron varios ómnibus llenos que no pararon, cuando apareció un amigo que era bastante bromista. Al verme, se ofreció amablemente a llevarme con su poderosa motocicleta.
Yo sufría pánico al andar en motocicleta, pero acepté su ofrecimiento porque tuve vergüenza de que se enterara, dado que seguramente sería el tema de algunas de sus bromas con mis amigos. Entonces me puse el casco y subí al asiento de atrás, tratando de disimular el miedo que tenía.
Cuando la motocicleta arrancó como una estampida, me aferré firmemente a la remera de mi amigo para no quedar sentado en el vacío. Ya al llegar a la esquina se nos cruzó un auto, y al frenar en forma intempestiva, me golpeé la frente con el casco, siempre adherido a su remera.
Esquivando coches, llegamos al lugar de mi trabajo en tiempo récord. Dando gracias al cielo me bajé de la motocicleta medio mareado y con ganas de vomitar. Fue allí cuando mi amigo me dijo con una amplia sonrisa, que se había divertido mucho conmigo, porque sabía que yo tenía terror a subir a una motocicleta. Sin embargo, mientras él se alejaba yo también sonreí para mis adentros. Pensaba en la cara que pondría cuando se enterara que habían quedado en mis manos varios restos deshilachados de su remera.
Finalista VIII Concurso de Cuentos breves. Viajes
Incluido en el libro Viaje a mi interior.
Creatividad Literaria. España. Agosto 2023.
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