Cuando se despierta en ese edificio destruido, sólo percibe quietud y silencio. Pero ya no siente ningún dolor. De pronto, aparece la imagen de una puerta de cristal, que difunde una extraña luz desde el exterior.
― ¿Detrás de esa puerta habrá alguien todavía, luego de la hecatombe nuclear? ―, piensa intrigado.
Fue allí que se percata que sus pies desnudos tienen alas, las que remontan volando su alma en pena, a través de la puerta de cristal.
Finalista IX Certamen de
Microrrelatos. Mesa de Ocaña.
Incluido en el libro Lluvia y sal.
Letras como Espada. España. Agosto 2023.
No hay comentarios:
Publicar un comentario