Me confesó no estar enamorada,
y cuando ella me dijo decidida
que esa sería nuestra despedida,
sorprendido, no atiné a decir nada.
Estaba mudo con mi suerte echada,
y al anunciarme luego su partida
sentí dentro de mi alma desvalida,
que era como una dura puñalada.
Nos besamos y al irse lentamente,
sonreí mientras ella me dejaba
conteniendo la angustia de mi mente.
Lloré en ese adiós cuando se alejaba,
y al perderla de vista entre la gente
mi corazón de amor agonizaba.
Finalista VIII Concurso de Sonetos Un bargueño para mis cuentos.
Incluido en el libro: Camino.
Mundo Escritura. España. Septiembre 2022.
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