El alma de un fanático pescador llamó a la puerta del cielo
— Disculpe San Pedro, acabo de morir y quisiera pasar para conocer a los grandes pescadores del mundo.
— Primero debes purgar los pecados que has tenido en tu vida, le contestó San Pedro.
El alma pescador se fue al purgatorio y después del purgar los pecados, subió al cielo para llamar nuevamente a la puerta.
—Ahora si puedes pasar, y alégrate, porque ya conoces a un gran pescador —, le dijo San Pedro sonriéndole amablemente.
Finalista VI Concurso de Microrrelatos. Noviembre.
Publicado en el libro: Tréboles.
Letras como Espada. España. Diciembre 2020.
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