En ese día primaveral el parque estaba esplendoroso y contempló el panorama con deleite. Envuelto en la fragancia de las flores, el anciano cerró los ojos e inspiró profundamente. Para él era una tregua que lo alejaba de sus sombríos pensamientos. Entonces en esa soleada mañana de domingo de primavera, el anciano esbozó una sonrisa y se dirigió prestamente hacia donde estaban sus amigos. Ellos constituían los únicos vínculos afectivos que aún le quedaban en la soledad de su vida.
Finalista IX Concurso de Minicuentos. Por una sonrisa un cielo.
Incluido en el libro: Echándose de menos.
Mundo Escritura. España. Febrero 2023.
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