Ante su silencio y mirar lejano
dibujé en una playa muy serena
un corazón reluciente en la arena,
con los dedos ansiosos de mi mano.
Esa amorosa confesión fue en vano
y no logré impactarla con la escena,
ya que recibí su alegre condena
diciéndome que yo era un chabacano.
Y encima me hacía sentir frustrado
el ver como la arena con el viento,
cubrían mi corazón dibujado.
Pero su opinión cambió en un momento
y al mirarlo sonriendo con agrado,
el corazón remarqué muy contento.
Finalista VII Concurso de Sonetos. Cosas pequeñas.
Incluido en el libro: Punto final.
Mundo Escritura. España. Octubre 2021.
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