En el ocaso el poeta agoniza apenado
como si soñara una frustrada ilusión,
aparece ante él un planeta amenazado
que su alma contempla con extraña visión.
como si soñara una frustrada ilusión,
aparece ante él un planeta amenazado
que su alma contempla con extraña visión.
Ve mares que han perdido sus olas
y arenas que añoran una caricia fría,
con barcas destruidas que quedaron solas
y chatarras oxidadas al borde de una ría.
y arenas que añoran una caricia fría,
con barcas destruidas que quedaron solas
y chatarras oxidadas al borde de una ría.
Ve un cielo inmenso con estrellas
apagadas
y una niebla que cubre los campos desérticos,
con cuervos que se apiñan en bandadas
sobre la carroña de cuerpos muertos.
y una niebla que cubre los campos desérticos,
con cuervos que se apiñan en bandadas
sobre la carroña de cuerpos muertos.
Ve como se disipan las luces de los
confines
y se detienen los cursos de las corrientes,
como se acallan las voces de los querubines
y se silencian los murmullos de las fuentes.
y se detienen los cursos de las corrientes,
como se acallan las voces de los querubines
y se silencian los murmullos de las fuentes.
Y vislumbrando la polución en el
poniente
en ese ocaso postrer, de su postrer día,
el poeta fue cerrando sus ojos lentamente
con esa triste visión póstuma de su poesía.
en ese ocaso postrer, de su postrer día,
el poeta fue cerrando sus ojos lentamente
con esa triste visión póstuma de su poesía.
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