Cuando ella
ingresó en ese círculo de poder y riqueza, comprendí que había perdido a aquella
dulce mujer, humilde y sencilla, que compartió conmigo el amor y mis
sueños de poeta. Hoy catorce de febrero me encuentro solo y triste y le pido a San
Valentín en su día, que haga que se hastíe de toda esa frívola ostentación que la
rodea y que retorne conmigo, para volver a disfrutar de aquellas noches de
pasión y poesía bajo la luz de la luna.
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