Ella era una nieve fría e inmaculada que caía mansamente
del cielo y él un volcán apagado. Pero aquella noche en la cama de un hotel, al desatarse un temporal de nieve, el volcán emitiendo salvajes gemidos entró en ardiente erupción, originándose un desenfrenado amor pasional. A la mañana siguiente, la encargada de la limpieza encontró sobre
las sábanas revueltas, algunas manchas blancas de la lava del volcán y restos de
humedad de aquella nieve ya derretida.
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