Mi computadora me dio muchas
satisfacciones, pero luego de un tiempo largo de uso, sus programas
se caían y debía reiniciarla con frecuencia. Hasta que en el
anochecer de un día viernes tuvo su estertor final, cuando
aparecieron en la pantalla unas gruesas líneas formando una cruz,
informándome que no podía encontrar los archivos.
Para colmo de males, de pronto
quedé en la oscuridad porque saltó la térmica y como ésta
necesita un tiempo para reponerse, desenchufé la computadora y luego
de encender una vela, la llevé al living como si fuera una
procesión, donde la acomodé en una caja de cartón a modo de
mortaja.
Cuando restablecí la energía
eléctrica, pensé que luego de ese fugaz velatorio, al día
siguiente la arrojaría en el recipiente de basura callejero, para
que el camión recolector la trasladara como si fuera un cortejo
fúnebre, hasta su deposición final en el basurero de la ciudad,
donde tendría su sepultura.
Sin embargo, cuando el sábado
por la tarde ya la iba a tirar, me invadió una misteriosa
inquietud. Saqué la computadora de la caja para exhumarla, y
descubrí que el ventilador de enfriamiento no giraba porque tenía
unas espinas atravesadas. Entonces, la desarmé y se las saqué una
por una. Cuando terminé la tarea no me atreví a conectarla a la red
porque ya era de noche y temí que saltara nuevamente la térmica.
Recién el día domingo por la
mañana, con gran incertidumbre y expectativa, la enchufé nuevamente
. Y fue así que al tercer día… resucitó.
¡Aleluya!
Finalista IV Concurso de
Cuentos Breves.
Tema: Literatura fantástica.
Publicado en el libro: Fantasía.
Tu Concurso Literario. España.
Enero 2020.