Al viejo arrabalero el tango lo envolvía en el aire de su querido
Buenos Aires y la melodía del bandoneón lo subyugaba acompañado con la letra de
cada canción. Esos tangos cobijaban su soledad que lo llevaban por las calles de sus años de juventud. Añoraba aquel chamuyo con tintes lunfardos
en las esquinas, con olor a malvones y glicinas, entre el barro, los
yuyos y el zanjón. Las prosas lunfas inundaban su alma y en sus oídos siempre
estaba sonando alguna vieja canción.
Un día, tomando una copita de ginebra en un mostrador de un bar de San Telmo, inmerso de esos aires tangueros, atracó a una joven chirusa sentada a su lado, y su mejor musa le deschavó.
― Hola pebeta que estás solitaria inmersa en este perfume de arrabal...
Un día, tomando una copita de ginebra en un mostrador de un bar de San Telmo, inmerso de esos aires tangueros, atracó a una joven chirusa sentada a su lado, y su mejor musa le deschavó.
― Hola pebeta que estás solitaria inmersa en este perfume de arrabal...
Pero cuando quiso proseguir con sus estrofas inspiradas en su labia lunfarda,
notó un dejo de desdén en su cara, y al hacer una pausa, ella le dijo con una
sonrisa:
― Por favor cállese ¿No se da cuenta que Ud. es un versero caduco?
― Por favor cállese ¿No se da cuenta que Ud. es un versero caduco?
Entonces, pensó que a esa percanta seguramente le encantarían las rimas
románticas, cándidas y estructuradas y que él le parecería un mersa, o un
trovador de perfil muy bajo. Y como le dio mucha rabia le replicó:
― Pebeta, manyá un tango de mi flor y verás como con el lunfa se chamuya la poesía.
Fue allí cuando ella le retrucó muy divertida.
― Yo tengo mucha onda por esos versos porque en mi corazón late un bandoneón, pero no soy chicata y le dije versero caduco, no por su chamuyo en lunfa, sino porque Ud. es un jovato cachuzo. Le aclaro además que estoy esperando a mi gavión, que es muy celoso.
― Pebeta, manyá un tango de mi flor y verás como con el lunfa se chamuya la poesía.
Fue allí cuando ella le retrucó muy divertida.
― Yo tengo mucha onda por esos versos porque en mi corazón late un bandoneón, pero no soy chicata y le dije versero caduco, no por su chamuyo en lunfa, sino porque Ud. es un jovato cachuzo. Le aclaro además que estoy esperando a mi gavión, que es muy celoso.
Entonces, luego de escucharla, el viejo arrabalero vació rápidamente la copita de
ginebra en su boca, pagó la cuenta, y sin decir palabras, metió violín en bolsa, y se piantó del bar silbando bajito.
BUENO. Corto, directo y entrador.
ResponderEliminarla mina lo rejuno al jovato de un saque y lo mando al muere.
ResponderEliminarel arrabalero guardo fueye en bolsa y se rajo, si aparecia el cafiolo de la piba lo hacia boleta lo hacia
Leí este cuento y me pareció muy simpático. ¡Felicitaciones!
ResponderEliminarcomo ? y el duelo, ? y el facon ? y las luz del farol a querosene ? y la hoja brillosa clavada hasta el mango ? LOs guapos de hoy no son lo que eran, estos arrugan por temor a la cana, ven y se rajan pa otro lao. No encaran a las purretas porque el sicoanalista no les dio el alta. hasta el proximo cuento compadre...
ResponderEliminarNo hay peor cosa que llegar a viejo. Sin piedad,sin pelo y sin gorra pa cubrirse.Que a a hacer hermano. Se trabaja de atropellada, pero no tenemos final jejejeje
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