Vivían en una casona que el hombre heredó de
su tío que había muerto de un infarto repentino y algunos decían que había sido
provocado por un fantasma asesino que asustaba a los moradores.
― No creo que el fantasma aparezca esta noche ―, le dijo sonriendo a su mujer cuando golpearon la puerta de calle y ella fue a abrirla, mientras él veía televisión en el living.
Antes de morir infartado del susto, el hombre escuchó el largo y desconsolado alarido de su mujer, acompañado de un viento helado.
― No creo que el fantasma aparezca esta noche ―, le dijo sonriendo a su mujer cuando golpearon la puerta de calle y ella fue a abrirla, mientras él veía televisión en el living.
Antes de morir infartado del susto, el hombre escuchó el largo y desconsolado alarido de su mujer, acompañado de un viento helado.
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